Conocer los regímenes de lubricación en el que trabajan
nuestras máquinas es fundamental para escoger la viscosidad y el tipo de
lubricante adecuado con el objetivo de evitar desgastes y reducir el consumo
energético, para ello es necesario conocer la curva de Stribeck.
Escoger la viscosidad adecuada para cualquier
aplicación resulta de vital importancia para evitar desgastes en las máquinas,
esta elección suele realizarse teniendo en cuenta la recomendación del
fabricante, pero raras veces se consideran parámetros como la velocidad
relativa de las superficies o la temperatura real de trabajo. En caso de duda
habitualmente aumentamos el grado de viscosidad ISO, pero esto no garantiza una
mejor protección contra el desgaste.
Además, con estos criterios no tenemos en cuenta el
consumo energético del equipo, que se puede incrementar de forma importante sin
que eso conlleve un aumento de fiabilidad.
La mejor manera de solucionar este problema es
conocer el régimen de lubricación en el que trabajamos y para ello necesitamos
conocer la curva de Stribeck.
Descrita por Richard Stribeck a principios del siglo
XX, esta Curva nos proporciona una visión general de la variación del
coeficiente de fricción entre dos superficies en función del régimen de
lubricación. Este régimen depende de un parámetro que relaciona la viscosidad del
lubricante, la velocidad relativa de las superficies y la carga a la que estas
están sometidas.
Si seguimos el eje horizontal, primero encontramos
el denominado régimen de lubricación límite, en él el coeficiente de fricción
es muy elevado debido a que la película lubricante es muy fina, inferior a la
rugosidad de las superficies, por lo que no podemos evitar el contacto ni el
desgaste. Si no podemos evitar trabajar en este régimen de lubricación, debido
a las temperaturas de trabajo, velocidades relativas muy bajas y/o cargas muy
elevadas, debemos utilizar lubricantes sólidos. La otra opción es aumentar la
viscosidad del lubricante para desplazarnos al siguiente régimen de
lubricación.
Este lo denominamos lubricación mixta y en él el
grosor de la película lubricante es mayor, aproximadamente igual a la rugosidad
de las superficies, por lo que encontramos contactos puntuales. En este régimen
se produce una disminución drástica del coeficiente de fricción y podemos
encontrar un mínimo de la curva, eso significa que es el más adecuado en
términos de eficiencia energética. Para evitar desgastes es necesario utilizar
aditivos anti-desgaste adecuados a la aplicación.
Estos dos regímenes los consideramos inestables, ya
que un aumento de la temperatura reduce la viscosidad y aumenta la fricción lo
que multiplica este efecto desplazando el régimen de lubricación a la
izquierda, la zona donde se genera mayor desgaste, de la curva.
Si, por el contrario, aumentamos la viscosidad o la
velocidad relativa de las superficies entramos en los regímenes de lubricación
elastohidrodinámica e hidrodinámica, en estos casos tenemos garantizada la
separación de las superficies debido a que el grosor de la película lubricante
es superior a la rugosidad de las superficies, por lo que reducimos el desgaste al
mínimo.
El régimen de lubricación elastohidrodinámica,
descrito por Ertel y Grubin y desarrollado por Cheng, se da entre superficies curvas entre las que se
producen contacto Hertziano debido que encontramos unas superficies de contacto
muy pequeñas y cargas muy elevadas, que traen como consecuencia una presión de contacto
extremadamente elevada, alcanzando los 3.0 GPa, que
incrementan drásticamente la viscosidad del lubricante y deforman ambas
superficies reduciendo la rugosidad. Este régimen de lubricación está muy cerca del mínimo de la curva
de Stribeck (algunos autores consideran que, de hecho, el mínimo se encuentra en
este régimen) por lo que es interesante situarnos en esta zona para mejorar
eficiencia energética a la vez que reducimos desgastes. Es el régimen de
lubricación típico de engranajes, rodamientos y levas.
En el régimen de lubricación hidrodinámica el grosor
de la película lubricante es mucho mayor que la rugosidad, debido a la velocidad relativa de las superficies y la
viscosidad del lubricante, por lo que evitamos completamente el
contacto entre las superficies eliminando desgastes. Este régimen está definido por la ecuación de Reynolds. Sin embargo, la curva de Stribeck nos
indica que en este régimen aumenta la fricción debido, precisamente, a la elevada
viscosidad del fluido por lo que tiene un aspecto perjudicial para el consumo
energético, sobre todo si la velocidad relativa de las superficies es muy
elevada, en estos casos podemos reducir la viscosidad del lubricante para
acercarnos al mínimo de la curva de Stribeck sin comprometer la protección al
desgaste. Es el régimen de lubricación típico de cojinetes.
Consideramos estos dos regímenes de lubricación
estables ya que cualquier variación de temperatura varía la viscosidad y el coeficiente
de fricción en el mismo sentido por lo que se estabiliza.
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